jueves, 20 de diciembre de 2012

Our First Kiss - Capitulo 14



"Our first kiss" Harry Styles y tú.


Capitulo 14


Terminaste de besarlo, y te giraste hacia la ventana del restaurant, Harry parecía dolido, ¿Dolido? Oh, vamos, tiene novia.
—Yo... yo —tartamudeaste volviendo a mirar a Liam.
—______(tn), esto es importante para mí —dijo él—. Tienes que tomar una decición importante ahora mismo.
—¿Decición? —preguntaste, extrañada.
—Sabes que me gustas, lo sabes bien —dió un suspiro y prosiguió—: Tienes que decidir, si vas a estar conmigo, o simplemente esto nunca pasó.
Miraste tus zapatos. Liam era un gran amigo, pero no podía ser tu novio porque en realidad... no podías dejar de pensar en Harry.
—Es el británico ese, ¿no? —dijo Liam, enfadado—. Siempre supe que... ah, no vale la pena seguirle el ritmo a esta conversación, _____(tn). Cuándo tengas una buena respuesta... no dudes en llamarme.
—Li... Liam... yo... —susurraste.
Pero Liam ya se había marchado.
Te quedaste sola, en la oscuridad de la noche. Estabas demaciado deprimida para llamar a Lis, y sin dinero para irte en un taxi. Optaste por irte a tomar un batido cerca de ahí.
Entraste a un local cercano, lleno de gente soltera y una que otras parejas besándose en algunos rincones. La música sonaba fuerte como en un pub, pero era solo un "inocente" lugar donde la gente se reunía.
—Hola preciosa —dijo alguien detrás de ti.
Giraste y viste a un chico alto, pelirrojo, ojos fríos. Su mirada se clavaba directamente en tus ojos, y eso es extraño en un hombre.
—Ho-hola —tartamudeaste—. ¿Quién eres?
—Soy superman.
Reíste y el también rió.
—Bueno "Superman" —dijiste haciendo comillas con los dedos—. ¿Nos hemos visto antes?
—Quizás sí, quien sabe —levantó ambos hombros—. Ví que ese chico te ha dejado sola en la calle.
Te sonrojaste, creías que nadie te había visto.
—Oh... yo...
—No importa, vamos a divertirnos un rato —dijo él.
Bailaron un rato, tomaron batidos y conversaron sobre la vida. Aún así, el chico se rehusaba a revelarte su nombre.
—Prefiero que me llames Superman.
—Bueno... si así lo quieres —sonreíste—. Pero tu tampoco sabrás el mío, porque soy la mujer maravilla.
Él soltó una carcajada, y así estuvieron hasta altas horas de la madrugada, riendo y conversando.
—Maldición... —mascullaste.
—¿Qué pasa? —preguntó el pelirrojo.
—Mañana tengo que ir a clases y ya son más de las tres de la mañana —dijiste—. Mi hermano me va a matar.
—Vamos, mujer maravilla, yo te llevo a casa —sonrió.
—No si yo la llevo primero —dijo una voz conocida detrás tuyo.
Giraste y viste a Harry, con cara de enojado, y los rulos jodidamente sensuales sobre su rostro.
—¿Harry? —preguntaste—. ¿Qué rayos haces acá?
—La pregunta es que rayos tú haces acá a esta hora, con un desconocido —dijo él, con tono protector.
—¿Quién es este, y quién se cree? —preguntó "Superman".
—Soy Harry, Harry Styles —respondió el rizado friamente—. Y esta es ______(tn), es mi amiga. Y me voy con ella.
Con fuerza, Hazza te tomó del brazo y te llevó a su auto. El pelirrojo encogió de hombros y se despidió con un gesto con la mano de ti, además de una amplia sonrisa.
—¿Quién diablos te crees? ¿Mi papá? —le gritaste, mientras Harry te empujaba con delicadeza a un asiento del copiloto.
No obtuviste respuesta alguna. Te abrochó el cinturón y luego se lo abrochó él.
—Solo te cuido —susurró.
—¿Por qué mejor no te dedicas a cuidar a tu noviecita? —preguntaste, irónicamente.
—¿Y tú por qué no te dedicas a besar a Liam? —dijo, con la mirada fija en el camino—. Al parecer te encanta besarlo.
Te sonrojaste, no tendrías que haber sacado el tema.
El camino a casa se hacía largo, entraron por un atajo para no pasar más tiempo juntos, o al menos eso pensabas. Pero el atajo estaba lleno de piedras y ramas caídas, además de muchas botellas de vidrio rotas, gracias a que los adolecentes hacían sus fiestas llenas de alcohol y drogas en ese lugar. De pronto, dos ruedas del auto de Harry, se desinflaron.
—¡Maldición! —exclamó Harry, y se bajó a ver ambas ruedas.
—¡Que rayos pasó ahora! —gritaste, bajandote del auto y llendo hacia Hazza.
—Estas estúpidas ruedas se desinflaron, al parecer por un pedazo de vidrio —dijo.
—¿Y dónde piensas que vamos a pasar la noche? —preguntaste—. Estamos a muchos kilometros de casa, y un hotel queda más lejos todavía.
—Dormiremos en el auto —respondió, como si fuera lo más normal del mundo.
—¡Estás loco! —dijiste, y entraste al auto.
Harry también entró, tiró su asiento hacia atrás y apoyó la cabeza.
—Yo dormiré aquí, si quieres seguir ahí con los brazos cruzados y no dormir en toda la noche, es tu problema.
Bufaste.
Harry cerró los ojos. Tú, resignada, también tiraste el asiento hacia atrás, pero con el vestido que tenías puesto, era tan delgado, que estabas muriendote de frío. Intentaste dormir, pero lo único que conseguiste fue cerrar los ojos, aún despierta.
Sentiste como Harry se sacaba la chaqueta y te la ponía encima.
—Gracias, rizos de chocolate —susurraste.
Él sonrió a modo de respuesta. Lograste dormirte, al fin.
A la mañana siguiente, despertaste con los primeros rayos de sol. Abriste un ojo, luego el otro, viste como Harry dormía, parecía un ángel, un hermoso ángel.
Sacaste de tu bolso unas toallas desmaquillantes, que servían para sustituír que te lavaras la cara. Te maquillaste nuevamente, y te peinaste. De pronto, Harry abrió los ojos.
                           


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