jueves, 20 de diciembre de 2012

Our First Kiss - Capitulo 16


"Our first kiss" Harry Styles y tú.


Capitulo 16


La canción acabó.
—Princesa... —murmuró él.
Te sonrojaste y te alejaste rápidamente, tomaste la cámara y guardaste el video número dos.
—Supongo que ahora solo nos falta una cosa en común —dijiste.
El timbre sonó y unos chicos tocaban la puerta para entrar al gimnasio.
—¿Tú ir a trabajar hoy? —preguntó el rizado.
—Si —respondiste—. ¿A qué se debe la pregunta?
—Ahí averiguaremos que más tenemos en común —dijo, y sonrió.
Al abrir la puerta, todos susurraban sobre las supuestas cosas que habian hecho ambos dentro del gimnasio. "Se han escuchado ruidos extraños, además de que Harry tiene los rizos más desordenados que nunca" había dicho una chica pelirroja. "Al parecer _______(tn) lo ha pasado bien hoy con el británico, ¿eh?" había dicho un chico castaño.
Ustedes se dedicaron a ignorar todas las miradas y comentarios, hasta que Rebecca apareció frente a ustedes.
—¿Es cierto lo que dicen, terroncito de miel? —preguntó.
"¿Terroncito de miel? ¿Desde cuándo que la miel se vende en terrones? Que estúpida.", pensaste.
—No creas esas cosas, dulce de leche —respondió Hazza.
Los miraste, primero a Rebecca y luego a Harry. La verdad es que a pesar de que había romanticismo en sus palabras, sus ojos no demostraban lo mismo. Te alejaste rápidamente de ahí, no querías más problemas.
Chocaste con Lis mientras caminabas.
—¡_______(tn)! —exclamó—. Todos hablan sobre tí ahora, en facebook ya hay fotos photoshopeadas de ti y Harry.
—¿En serio? —preguntaste—. Dios mío, a que punto llega la gente.
—No te amargues, _______(tn) —dijo ella tratando de calmarte—. Ahora eres famosa y... hoy tienes fiesta.
—¿Fiesta? —preguntaste.
—Oh claro, no te lo había contado —respondió poniendose una mano en la nuca—. Un chico, de nombre Edward, nos conocimos en una fiesta y le comenzé a hablar de tí, dijo que lo conocías, y nos invitó a un evento.
—¿Edward? ¿Cómo era físicamente? —preguntaste, confundida.
—Pelirrojo, y alto —respondió Lis.
—Superman... —murmuraste.
—El punto es que tienes fiesta, nos vemos allá —dijo—. Es en el edificio Melwright, dónde siempre. A las diez.
Asentiste, y tocaron el timbre para la última clase. Ambas corrieron a la clase de aritmética, justamente la clase que te tocaba con Liam.
—Lis... pasó algo muy malo —dijiste sentándose a su lado.
—¿Con quién? —preguntó, preocupada.
—Yo... besé a Liam —susurraste—. Pero estaba confundida y...
—Oh, dormiste en el auto del británico y besaste a Liam —dijo en tono maternal—. ¿Qué más quieres chica malcriada?
—Déjame explicarte —respondiste bruscamente—. Harry estaba con Rebecca y yo quise... quise...
—Sacarle celos —terminó Lis.
Miraste tu lápiz con expresión confusa, y lo hiciste girar entre tus dedos.
—Creo que sí —murmuraste.
Había llegado una nueva profesora, reemplazante, según te dijo Lis. Apenas entró a el salón todos quedaron boquiabiertos, era rubia, alta y curvilínea, estaba usando un ajustado vestido escotado negro.
—Mira que gran trasero... —susurró un chico pelinegro a un chico de ojos miel.
—¡Y que curvas! —respondió el de ojos miel.
—Ya quisiera... —dijo el pelinegro haciendo un gesto obseno con sus manos.
Lis y tú escuchaban perplejas. Abriste los ojos como platos, y tu amiga se echó a reír
—Bien clase, soy nueva, y mi nombre es Autumn—empezó a decir—. Tenemos todos los días clase y... espero que sean buenos alumnos conmigo.
Todos los chicos asintieron como embobados, miraste la cara de Harry, que permanecía intacta en su libro. Mientras que los otros chicos miraban detenidamente cada parte de la anatomía de la profesora, definitivamente, Hazza era distinto.
La clase pasó rápidamente, casi todos los chicos se ofrecieron voluntarios para salir a la pizarra a realizar los ejercicios, mientras las chicas estaban aburridas en sus celulares enviandose mensajes de texto entre sí, maquillandose, pintandose las uñas, comiendo o simplemente, dibujando cosas sin sentido en el cuaderno.
El bendito timbre sonó, al fin.
—¿Vas a gimnasia o a pintura con óleo? —preguntó Lis, mirando el horario del "taller electivo".
—Oh, no puedo ir a ninguna, hoy entregan los resultados de la competencia de baile —dijiste solemnemente.
—Bueno, si te dejan salir antes, ve a gimnasia, estaré ahí —dijo, arreglando sus cosas y corriendo hacia el gimnasio.
Tu te dirigiste a el salón de conferencias, donde esta vez, darían los resultados en privado, y les dirían de que se tenía que tratar su última presentación.
—¡Hola, _____(tn)! ¡Pasa, pasa! —exclamó la coordinadora al verte—. Sientate al costado de Rebecca, por favor.
Ella te miró con altivez, tu le devolviste la mirada.
—Bien mis queridas chicas —dijo, dirigiendose a todas—. Su última presentación es de teatro, ustedes saben, elegir una obra y representarla.
Asintieron con aprobación. Rebecca aplaudió de forma exagerada.
—Lo mejor de esto... —prosiguió—, es que pueden elegir a dos alumnos o alumnas para que los acompañen en su obra.
Volvieron a asentir. La coordinadora sacó un papel amarillo con motitas rosas y lo agitó.
—Aquí están sus resultados de la presentación pasada —comenzó a leer—: Rebecca, 10 puntos. Miranda, 9.5 y ______(tn) 10.
—¿Qué? —preguntó Miranda, con cara de sorpresa.
—Has sido eliminada de la competencia —sentenció la coordinadora.
Miranda bajó la cabeza y se retiró del salón.
—Bien, recuerden, ustedes dos están en competencia la una con la otra —dijo, como si fuera un campo de batalla—. Que la suerte, este siempre, siempre de su lado. (Nota de la autora: ¿Alguna directioner pensó en "Los Juegos del Hambre" con esa frase?).
Ambas salieron del salón y caminaron por el pasillo, Rebecca te dió una de sus miradas asesinas con esos ojos felinos, tu la ignoraste.
El gimnasio estaba lleno de porristas, como siempre. Decidiste quedarte afuera, en vez de entrar.
—Hola —susurró una voz detrás de ti.
Giraste y viste a Hazza.
—Hola, ricitos de chocolate —saludaste.
—¿Ha..has visto a Rebecca? —preguntó, tocandose los rizos.
—No, pero debe estar con las cabezas de agua —reíste, mirando hacia el grupo de porristas—. Odio que una chica tan inteligente y bonita como Lis esté ahí, no es para ella.
—Eres tan distinta a las demás, ______(tn) —masculló Harry.
Sonreíste.
—Quizás sea igual que ellas... —comenzaste a decir.
—No, no lo eres —interrumpió él—. Tú eres como... como... tan inteligente, tan astuta, tan princesa.
—Harry, deja de alagarme —bufaste—, sé que todo lo que dices es mentira, muchas veces me han dicho todo lo contrario que tú. Eres mi amigo, por eso lo dices.
Él negó con la cabeza.
—Algún día te darás cuenta el pedazo de mujer que eres.
Te sonrojaste y tu mirada se clavó en las acrobacias de las porristas, evitando los dulces ojos de Harry. Hasta que sonó el timbre.
—¿Quieres que nos vayamos juntos al trabajo? —preguntaste.
—Oh... eso se me olvidaba —dijo—. Suzanne nos dió el día libre, porque ir a ver a su hermana en el campo.
—Bueno... entonces, nos vemos mañana, ricitos de chocolate —sonreíste.
Él también lo hizo, y se despidió con la mano.
Saliste del colegio, al tener el día libre de trabajo, tenías aún más tiempo de arreglarte para la fiesta y quizás, descansar un rato.
Al llegar a tu casa, Louis estaba viendo la tele, tirado como un trapo en el sillón.
—Hola, _____(tn) —saludó Lou—. ¿A qué se debe tu llegada temprana?
—Suzanne nos dió el día libre —sonreíste.
—Ah.. oye, llamó mamá —dijo.
—¿Qué te dijo? —preguntaste.
—Mmh, que te extrañaba y cosas cursis, ah, y que te mandaría un paquete con cosas que te compró, ropa, cosas de mujeres... tu sabes —respondió Louis mientras cambiaba de canal eufóricamente.
—Qué bien —dijiste—, bueno... saldré a una fiesta hoy.
—¿Para quedarte denuevo en el auto del británico? —rió burlescamente.
Rodaste los ojos.
—No, esta vez llegaré temprano —dijiste, dirigiendote a tu habitación.
Te probaste varias vestimentas, hasta que escogiste esta: https://fbcdn-sphotos-a-a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn1/69131_497471806929501_1147765879_n.jpg .
Te maquillaste, te perfumaste y te pusiste el collar que te había dado tu mamá. Miraste hacia tu reloj, eran las ocho.
Decidiste ponerte a escuchar música. Pusiste la radio y estaba sonando Taylor Swift (Nota de la autora: ¿Alguna swiftie por aquí?). Te pusiste a tararear la canción.
Sacaste tus esmaltes de uñas (barniz, o como le digan en tu país), y te las pintaste. Escuchaste que Louis sacaba comida del refrigerador.
—¡Deja ahí mi comida, rufían! —reíste.
—Sólo es una manzana —rió también.
—Eso espero... —dijiste con voz felina.
Pasaste a pintarte las uñas de los pies. Con la música fuerte y el olor a esmalte, ni te diste cuenta cuando ya eran las nueve y media. Saliste corriendo por la puerta de tu habitación.
—Lou, vuelvo temprano, te quiero —dijiste rápidamente y saliste de la casa.
El edificio de fiestas al que ibas no era más que un bar común y corriente, no entendías porque el nombre "Melwright". Al llegar, Lis y Edward estaban en la puerta, esperándote.
—¡Mujer maravilla! —dijo Ed en un tono gracioso.
—¡Superman! —dijiste en el mismo tono.
Lis soltó una risita.
—Hola, ____(tn).
—¡Ahora sé tu nombre! —exclamó Ed.
Lis se cubrió la boca con ambas manos.
—No te preocupes Lis... yo sé que te llamas Edward —le dijiste.
Ed miró a Lis en tono acusador.
—Bueno, entonces me presento formalmente, soy Edward Sheeran —te estrechó la mano—. Pero tú solo dime Ed.
Sonreíste.
—Y yo soy ____(tn) ______(ta), y estoy encantada de conocerte.
Luego entraron al bar, la música se escuchaba tan fuerte que apenas se podía escuchar lo animado que estaba Ed hablándote, pero lo entendías. Las luces multicolores te llamaban a la pista de baile, pero aún así, te controlaste.
—Y bien, _____(tn), ¿quieres bailar? —te invitó Ed.
—Claro —sonreíste.
Las canciones eran movidas y divertidas, Edward también lo era. Lis estaba sentada tomando refrescos, agradeciste al cielo que no estaba bailando con nadie, Lou se pondría celoso. La canción acabo y estabas más que cansada.
—¡Eso si que estuvo bueno! —dijo Ed—. ¿Quieres beber algo?
—Vamos —reíste.
Se acercaron a la mesa y Edward te ofreció un alcohol verde.
—Ed... yo no tomo... alcohol —murmuraste.
—Oh vamos, _____(tn), un poquito de esto no te hará mal —respondió él.
Dudosa, tomaste el vaso y te gusto. Su sabor a menta era inigualable, pediste otro. Y luego otro, y luego otro, y en fin, otro. Edward estaba incluso más ebrio que tú.
—Dije que no te haría mal —dijo Ed, y las silabas se mezclaban entre sí, definitivamente estaba ebrio.
Te estabas mareando, te reías como idiota y todo se movía a tu alrededor.
—¡_____(tn)! —chilló Lis—. ¿Estás bien?
—Perfecta...men....te —tenías hipo.
—¡Díos mío Ed! —gritó—. ¿Qué le has dado a la pobre _____(tn)?
—Nada... —dijo—. Yo me haré cargo.
Te tomó de el brazo delicadamente y te llevó al baño. Te acarició la frente y te puso hielo, pero olvidaste que estaba igual de ebrio que tú. Te llevó a uno de los compartimentos del baño, te abrazó a él y cerró.
—Ed... que... ¿que haces? —preguntaste, algo mareada.
Antes de poder seguir diciendo cualquier cosa, Edward te acorraló y te besó fuertemente, rozando con tu lengua, intentaste apartarlo, pero era demaciado fuerte.
—Suel...—alcanzaste a decir antes de que te devorara una y otra vez.
Su mano fue bajando hasta tocar partes que nunca nadie debería tocar.
Y ahí empezó todo.
—¡_____(tn)! ¿estás ahí? —preguntó Lis, gritando desde afuera.
Sentiste unos pasos a dónde estaban tu y Ed. Le pisaste el pie, abriste la puerta, corriste y chocaste frente a frente con Harry. Lo abrazaste a más no poder.
—Por favor, ayudame, el... se estaba aprovechando de mí —susurraste.
—¡¿Qué, quién?! —exclamó.
—Ed... Edward Sheeran —sollozaste, recordando los malos momentos dentro de ese baño.
Te apartó delicadamente y avanzó hasta la puerta del baño, la abrió y lo escuchaste gritar.
—¡MALDITA SEA, ED, NO PODRÍAS BUSCARTE A OTRA LATINA! —chilló Hazza.
—Keep calm, bro —dijo Ed.
—La vuelves a tocar, tu ir de vuelta a UK con una patada en las bolas —amenazó.
La verdad, nunca lo habías visto hablar así.
Salió de el baño, te tomó en brazos y te sacó de ahí, a la vista de todos los presentes.

                                             

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