martes, 25 de diciembre de 2012

Our First Kiss - Capitulo 21

"Our first kiss" Harry Styles y tú.


Capitulo 21



Corriste hacia tu casa, abriste la puerta con rapidez y te tiraste a tu cama.
—¿Vale la pena? ¿Vale la pena acaso llorar? —gritaste en la soledad.
Golpeaste la pared.
—¿Por qué el amor es así? —seguiste.
Marcaste el número de Lis, la necesitabas más que nunca.
—Lis, necesito sesión de helado —dijiste.
—Allá voy —rió Lis.
No tardó demaciado en llegar, venía con un balde lleno de helado, una película, una barra de chocolate y una máscara de palta.
Sonreíste al verla llegar.
—Dime, ¿qué te pasa? —preguntó Lis preocupada.
—Pues... —te sentaste en el sillón—. Rebecca engaña a Harry.
—No tienes que inventar cosas para quedarte con el británico —rió.
—¡Es verdad! —chillaste—. Kath también la vió junto a un chico llamado Matteo.
—Bueno... solo lo engaña, no tiene nada que ver con lo del embarazo...
—Sí que lo hace, la escuché diciendo que era falso —dijiste.
—No puedes hacer nada al respecto, creo.
—No lo haré, no quiero que Harry sufra... —sacaste una cucharada de helado.
La tarde pasó entre máscaras de palta, helado, chocolate y películas. Lis te contó que lo de ella con Louis iba cada vez mejor.
—Me alegro de eso —sonreíste, pero al momento esa sonrisa se desvaneció.
—¿Qué pasa? —preguntó Lis sacando un cuadrito de chocolate y metiéndoselo a la boca.
—Recordé que... Harry se va apenas comience el próximo año —bajaste la mirada.
—Y... ¿tú lo quieres? —dijo Lis.
—No sólo eso, él se va a UK, llevándose mi corazón con él.
Un rato después, Lis se fue, dejándote sola.
Resignada, te cambiaste la ropa por un jeans y una polera holgada, saliste a despejar tu mente un rato.
Pasaste por las calles llenas de gente, la música de las discotecas ya empezaba a sonar y al mismo tiempo, la multitud de adolescentes llegaban ahí. Los restaurantes estaban con familias enteras, parejas felices y quizás, recién casados. Los bares ya estaban llenos desde la tarde, como ya se aproximaba la noche, el local llegaba al límite.
Al pasar por afuera de uno de esos tantos bares, sentiste una voz conocida.
—¡Viva el alcohol! —exclamó la voz.
—Oh no, Harry... —susurraste.
Te metiste al bar, lleno de ebrios y adolescentes con alcohol en la sangre. El olor a cigarillos era notable.
El chico de rizos se encontraba con un vaso de tequila en la mano y un quiénsabequé en la otra.
—¡Harry! —chillaste—. ¡¿Qué diablos estás haciendo aquí?!
—Me gusta estar aquí —respondió, con voz de ebrio.
—Preciosa... relajate —sentiste que la voz de un hombre te agarraba por detrás.
Le pisaste el pie y le pegaste una cachetada.
—¡Idiota! —gritaste—. ¡Harry, salgamos de aquí!
Agarraste a Harry del brazo y luego lo apretaste a tu cuerpo, llevandolo, ya que había perdido la noción del tiempo.
Lograste llegar a tu casa, y Hazza ya estaba casi dormido en tu hombro. Abriste la puerta, y lo dejaste en el sillón.
—Deberías haberme dejado ahí —dijo Harry con voz ebria—. Para que muriera de sobredosis de alcohol.
—No digas eso —le acariciaste la frente, sacando los rulos que habían en ella.
—¿De qué sirve vivir, si no puedo vivirla con la mujer... que amo? —dijo, dejando una incógnita.
—Harry, estás ebrio —dijiste—. No sabes lo que dices.
—¿Qué no los que nunca mentir, son los ebrios y los niños? —preguntó.
Sonreíste.
—Pero tu cerebro no está trabajando correc... —comenzaste a decir, pero Hazza te agarró de los hombros y te atrajo hacia él.
—Bésame —suplicó—. Bésame como nunca nadie lo ha hecho, por favor.



                                                    

No hay comentarios:

Publicar un comentario